En
muchos pueblos se conservan lugares privados como las salas
de baile de los Casinos o sociedades recreativas que adoptaron a
principios del siglo XX como instrumento de cabecera el organillo o
adquirieron las majestuosas gramolas. Igualmente se encuentran salones públicos que nacieron de
la reconversión de antiguas alhóndigas o del aprovechamiento de las
plantas bajas de las casas de ayuntamiento. En ellos se celebraba el baile
dominical cuando el tiempo no acompañaba. En la localidad de
Veganzones, se conserva "el Baile", antigua casa de la Cofradía del
Santísimo que fue reconstruida en tiempo reciente. Fue lugar de celebración
de los bailes, incluso en la función invernal de Santa Águeda. Tal fue
la importancia que ocupó en la vida de las gentes del pueblo el baile y
su lugar de manifestación que con esa denominación dieron nombre a la
calle que discurre junto a ese edificio.
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Placa nominal de la calle |
El
baile en la tradición popular fue uno de los momentos de mayor
relevancia en cuanto a la representación social de la comunidad. El
momento coreo-musical ocupa un lugar físico determinado (un salón, una
plaza, una calle o las mismas eras, por ejemplo), construye la realidad
social de sus participantes y posee un gran poder comunicador. Se puede
decir de él que es una manifestación sociocultural de primer orden. En
él se puede percibir un análisis de los estilos de vida de una sociedad,
un estudio de la economía de la época, el status social de cada uno de
los participantes, la comunicación de los bailadores a través de la
expresión corporal, gestual... Sus cuerpos, desgastados o no; sus ropas,
buenas o quizá no tanto o ya remendadas; sus alhajas, si es que las
había... son muestra de todo ello.
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Baile en la plaza de Nieva, de Antonio García Mencía. Archivo Ruiz Vernacci. Fototeca del IPCE. Licencia CC-BY-NC-ND | |
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El diario
El Porvenir Segoviano: diario de avisos de Segovia,
en su número del 20 de septiembre de 1899, relata brevemente el baile
de rueda que tuvo lugar en Madrona con motivo de las fiestas en honor al
Cristo de la Salud:
"Por la tarde, cuando el alegre son
de las dulzainas anunció a la juventud el comienzo de la danza, la plaza del
pueblo llénose, como por encanto, de mozos y mozas, vistiendo éstas el clásico
manteo de tirana y el pañuelo de Manila de vistosos colores.
Hay en el centro de la plaza un
árbol, que guarda exacto parecido con el que es en las Provincias Vascas
emblema de sus fueros: el árbol de Guernica.
Alrededor de este álamo, siguiendo
tradicional costumbre, pónese el baile de rueda cuyo círculo va agrandándose
hasta llegar al borde de la anchurosa plaza y […] echándose unas miradas de 100
grados de temperatura…"
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